Para nosotros fue una excelente elección ya que queríamos pasar un día en Bergamo antes de coger el avión de vuelta a casa. El establecimiento es un edificio antiguo rehabilitado con instalaciones nuevas, mobiliario de IKEA, todo muy limpio y ámplio. El precio nos pareció correcto teniendo en cuenta que Italia es más caro que España. El desayuno incluye café o infusión, algo salado o dulce, yogur, cereales y zumo, en un café en la planta baja del edificio con mucho encanto y acogedor. El personal es muy joven, hablan varios idiomas y se preocupan por darte un buen servicio y que te sientas a gusto. Nosotros llegamos muy tarde, de noche, y la persona que nos hizo la recepción fue muy amable ayudandonos con la maleta y acompañandonos a la habitación. Nos entregó un mapa de la ciudad y nos dijo que nos incluia el transporte del aeropuerto al hotel, pero como no lo habíamos cogido haría lo posible para que nos lo cambiaran del hotel al aeropuerto, y así fue.