Al llegar me encontré con que se trataba de un hostal, lo que en realidad por una confusión no me esperaba, lo encontré en malas condiciones, no del modo puntoresco, sino sombrío y sucio, tal vez porque llegué algo antes de lo esperado. Me atendió un joven confundido que me mostró la habitación que encontré lamentable, el joven de inmediato tomo el teléfono para informar a otra persona de mi llegada y mi desaprobación, que expresé civilizadamente. y no volvió a dirigirse a mi, o a levantar la mirada siquiera, sino que me ignoró y no tuve otra opción que retirarme de allí para hospedarme en un hotel. No identifique nada que correspondiera con las fotos que lo promocionan y en la respuesta del staff a mis primeras impresiones fuí llamado mentiroso. Pienso que un dueño o gerente de cualquier tipo de hospedaje puede usar las opiniones de sus clientes para mejorar, no para insultarlos, Las reglas de la hospitalidad son universales, los viajeros somos personas en un estado relativo de vulnerabilidad por eso requerimos de todas las comodidades posibles, de toda la ayuda que se nos pueda dar y de toda la cortesia de que podamos ser objeto.
No me hospedé alli, no podría, desconozco en que condiciones fueron recibidos los otros huespedes que han aportado reseñas positivas, pero ese no fue mi caso. Incluso llegue a pensar en principio que se trataba de una estafa. Recomiendo que Expedia, por su reputación, investigue exactamente que ofrece este establecimiento a sus huespedes.