El hotel es muy cómodo, las habitaciones amplias y el personal muy agradable. El diseño llama mucho la atención, así como la comodidad de las habitaciones. Solo hay un detalle: la regadera es difícil de manipular y la cortina de baño no logra ajustarse bien, por lo que todo el baño se moja mucho. Así mismo, no todo el personal habla español o inglés o procura entenderlos, lo cual a veces dificulta la comunicación. El desayuno aunque es bueno, es un poco escaso en relación al precio. La idea de hacer un hotel-escuela donde el personal son alumnos avanzados que hacen sus prácticas es excelente, y siempre hay un supervisor para apoyar en lo necesario. Es un hotel fuera de lo común que vale la pena visitar.