Es un hotel sencillo y económico, un poco antiguo, pero muy cómodo y cerca del centro. A menos de dos minutos tiene paradas de autobús que te llevan por toda la ciudad (incuido el centro, la estación de trenes y la playa).
Don José, el propietario es un hombre amabilísimo, que además de saber hablar español, es capaz de explicar de manera muy interesante las mejores rutas y actividades que se pueden hacer en la ciudad. Cuando habla sobre los vinos, los platos típicos y los paisajes de Oporto, uno se da cuenta que es un gran amante de su tierra.
Es un hotel sencillo y super-económico, para los amantes de las experiencias de verdad.