Este hotel de carretera, nos mantuvo nuestra estancia asfixiados de calor ya que la habitación no tenía ventanas sólo dos tragaluz en el techo que se apenas se abrían un poco, como ya imaginaréis era una buhardilla, toda de madera y en toda la planta en la que estabámos sólo había otro tragaluz con un cartel que decía prohibido abrir, ¡¡¡ eso era una sauna !!
No pusieron el aire acondicionado. El ascensor solo llegaba hasta la planta inferior por lo que tenías que subir por escalera con las maletas. Por cierto el ascensor para no ser menos también era asfixiante, ya que estaba por fuera y era de cristal.
En cuanto al personal, una recepcionista de noche austríaca, para informarnos que no se podía fumar, lo hizo ordenando, con el gesto de NO con el dedo índice y tono amenazante como si fueramos unos niños y eso fuese un internado, a lo que tuve que llamarle la atención, recordándole que además de clientes, éramos adultos, no niños.
El desayuno muy poco variado ( sin calientes) y te sentías vigilado cada vez que te servías algo. La zona muy solitaria, poco recomendable para andar de noche.