Hotel pequeño, moderno, limpio, sin pretensiones, agradable; la habitación estaba bien, amplia y cómoda. Pero la contratamos, algo más cara, con vistas “al océano”(?) y daba a la calle. Baño limpio y correcto. A mejorar claramente la calidad de las toallas; no estaría de más una escobilla para el inodoro.
El desayuno muy mejorable: el café muy malo, la fruta escasa y la bollería muy justita.
No obstante, el hotel es recomendable para un fin de semana y para explorar el extraordinario Delta del Ebro