El personal es muy amable, siempre saludan y están pendientes de que tengas todo por si vuelves tarde, cuando ya la puerta está cerrada y solo se entra con clave.
La habitación 12, en la que me quedé, es para una sola persona. Tiene su propio baño, con toallas y jabón. El armario solo tenía un espacio para guardar ropa que no fuera en ganchos pero para mí fue apenas.
Está muy cerca del centro. Se puede ir a todo lo que Bruselas ofrece a pie, sin contar el Atomium que queda bastante retirado.
Se controla la intensidad de la calefacción, lo que fue muy bueno un día que llegué empapado por la lluvia. Las toallas y ropa de cama la cambian día de por medio, cosa que no me molestó.
Lo único que me molestó un poco era que había una luz pública en el edificio cruzando la calle y daba directo a mi ventana, por lo que siempre entraba mucha luz por la noche y las cortinas no lo tapaban por completo. Menos mal siempre llegaba cansado.
Nunca hubo ruido de otras habitaciones y solo un día hubo ruido afuera pero se apagó rápidamente.