La ubicación es buena, se puede ir andando a casi todos sitios y tiene una parada de tranvía a 2 minutos. Cerca hay numerosos bares y restaurantes.
La habitación es correcta, la cama cómoda. El bar del ático en el que hacen fiestas, es un poco molesto, lo bueno es que a las 12 cortan.
El desayuno no está mal, aunque no había nada de dulces (bizcocho, magdalenas, tarta o algo así), ni aceite o mantequilla para una tostada. Si que hay fruta, yogourt y quesos.