Vas a un Todo Incluído pensando que estará bien, y te das cuenta que la calidad de comida y bebidas en general es muy muy baja.
El vino a granel, imperdonable.
Que no haya cervezas ni de pago, imperdonable. Y las de granel malísimas, super ácidas.
La comida en general muy baja calidad.
Que no haya un sólo restaurante de pago, imperdonable.
Que una puerta en recepción, de acceso a habitaciones y resto del hotel, de mucho tránsito, esté estropeada una semana... imperdonable.
Que te digan que enseñes la pulsera del Todo Incluído al pedir un sangria (dios santo qué sangría, un poco de vino malo con dos trozos de naranja y de un embase de plástico) no es muy elegante que digamos.
La música en vez de haber música ambiental por todas partes, especialmente recepción y comedores... se empeñan en actuaciones en vivo de vez en cuando... (error).
Que no haya unos cacahuetes o papatas o algo asi de aperitivo, ni gratis ni de pago, me parece lamentable.
Los baños deberían tener bidé.
Las urgencias de camareros en los comedores para retirar platos usados o bebidas es un poco acelerada, rozando el estrés... Y de vacaciones uno quiere tranquilidad, no esa especia de euforia...