Aunque es difícil llegar por las condiciones de las carreteras, el lugar es simplemente una belleza. Las vistas que ofrecen son inigualables y los cuartos, más bien cabañitas llamadas yurts, son una preciosura (calientitas, elegantes, con todas las comodidades). No podrían ser más perfectos. Mi única crítica en las habitaciones es sus problemas con el agua caliente. El servicio de comidas es bastante bueno, el staff ADORABLE, pero deberían tener el lobby abierto hasta más tarde para poder accesar internet. Regresaría con más que gusto. Eso sí, prepárense para no dormir bien, pero no es culpa del hotel. Hay demasiado viento en esa región y los cuartos, que son como tiendas de campaña pero muy bien acondicionadas, parece que se van a volar.