Magnífico hotel, muy bien atendido, en la vega del Río Duero. Ideal para descansar. Fantástico spa (conozco muchos). El número de habitaciones del hotel es el ideal para que todas las estancias comunes del mismo esten agradables. Es servicio, inmejorable. Fantástico restaurante con una carta breve pero de excelente calidad. Las vistas, apropiadas para u hotel en el que buscas tranquilidad: una interminable vega de cultivos y al fondo, sobre una elevación, la ciudad de Toro, a unos 10 km.
Sólo puedo hacer notar que la zona de dormitorio de la habitación era justita, aunque la cama es muy cómoda y hay carta de almohadas.