Hotel peculiar, la habitación se divide en dormitorio y baño y sala de estar cruzando el pasillo. El baño tiene vista a un jardín vertical. Personal muy amable. Bar abierto todo el día, con bebidas y snacks. Desayuno muy correcto. Merece la pena, es un hotel diferente. Recomendable el Restaurante Dos Palillos, en la esquina del hotel. Zona muy céntrica, en pleno Raval, a 100 metros de La Rambla.