En general bien. Las habitaciones son de buen tamaño y bien doradas. Queda muy cerca a una estación de metro donde con la línea F puedes ir prácticamente a cualquier parte. El desayuno tiene varias cosas, pero todos los días es exactamente lo mismo (huevos sin sabor, salchicha, cereal, café, yogurt sin sabor, panes, avena instantánea, banano y/o manzana).
El servicio es normal, absolutamente nada que destacar.
Las camas tienen colchones muy blandos, es hora de renovarlos.
En el Lobby hay agua y café disponible todo el día