El hotel nos ha gustado mucho, cumple con todas las necesidades, pequeño y acogedor, esta limpio, el desayuno buffet esta bien, falta parte dulce, pero te hacen tortillas, salchichas y tostadas calientes si lo pides.
Las camas cómodas, nuestra habitación daba al cementerio judío y era muy tranquila. No funcionaba la calefacción pero nos pusieron un aparato de calor y no pasamos nada de frio, nos quisieron cambiar de habitación pero no quisimos, puesto que no nos molesto este hecho.
El barrio para mi es el mejor en el que alojarse, se esta a 30 minutos andando de la plaza del mercado, y a diez del Castillo de Wawel. O en su caso a tres paradas en tranvía del centro. Tiene un montón de restaurantes, cafés, bares y la zona es de mucho ambiente. No escuchamos ni un ruido en la habitación.
El personal muy amable. Para mi es 100% recomendable