El hotel está a 200 metros del faro en Cabo Carvoeiro y aunque ofrece habitaciones con vistas al mar es bastante engañoso. El mar está al fondo, detrás de una grúa y un edificio tipo desalinizadora. Vamos, eso no son vistas al mar. Los recepcionistas no tienen el menor interés en hacerte cómoda la estancia. Cumplen lo justo. Las medidas Covid no pasan de poner gel en dos o tres sitios. El desayuno te lo llevan a la habitación según ellos por la pandemia aunque el comedor lo tienen habilitado con mesas, en las que la gente se sienta a cenar. No tiene sentido. Además es escaso y de mala calidad: un café, un mini tetrabrik de zumo, cuatro trozos de fruta seca, un mini pan y un croissant con una mantequilla y una mermelada. ¿Con qué rellenamos el pan?
Y lo más importante: ¿dónde nos lo comemos? No hay mesita. Nosotros tuvimos que sacar el apoya maletas y usarlo de mesa. Los productos de higiene... Un jabón y un gel pésimos y para colmo el agua caliente escasea. De repente, deja de salir. Si el sumas un precio como si fuera un cuatro estrellas cuando realmente en mi opinión no merece ni la tercera pues vamos que no lo recomiendo y no volvería. De hecho, no volveré.