Hotel céntrico, reformado, muy limpio y bien cuidado, con posibilidad de aparcamiento muy céntrico también (de pago 16 € día) el personal, atento y simpático. Habitaciones limpias, reformadas y cómodas.
El propio hotel tiene una cafetería que ofrece pasteles elaborados por ellos, además de mermeladas, Y además con opciones veganas y sin gluten, controlan la contaminación cruzada. Un punto a tener en cuenta, ya que cuesta encontrar sitios de este estilo.(Nosotros con niña celiaca).
A destacar que los cuatro días que estuvimos desde las 8 de la mañana hasta bien entrada la noche, la cafetería estaba llena, es pequeña y a compartir con otros usuarios ajenos al hotel, por lo que en hora punta puede ser complicado encontrar sitio. La ubicación inmejorable. Supercéntrico, a la vuelta de la esquina, la Basílica y montón de restaurantes y tiendas. Para sus estrellas está perfecto. La habitación muy acogedora, con todo lo necesario, cama confortable y habitación aislada de ruidos exteriores, el baño pequeño, pero con todo lo indispensable. El único, pero, es que si viajas con peso y te alojas en el edificio adyacente, también habilitado como hotel, no hay ascensor directo y hay un pequeño trecho que hay que cargar y/o hacer a pie.