El hotel tiene unas instalaciones estupendas, con muchas actividades diurnas y nocturnas. La cercanía a la playa es sencillamente insuperable. Las piscinas están muy bien, especialmente los supertoboganes (merecen muchísimo la pena). El personal, amabilísimo y siempre dispuesto a ayudar. Fuimos en agosto, y aunque el hotel estaba lleno, no nos dio la sensación de agobio en ningún momento. Es decir, en toda la ciudad hay gente, pero es lo esperable en agosto, y las instalaciones del hotel son tan grandes que cuando toca hacer cola no es mucho rato. Decidimos aparcar fuera del hotel, y eso en agosto es una misión imposible, tuvimos que aparcar lejos, pero eso no depende del hotel, es que Roquetas en temporada alta es así. Por otro lado, por poner un pero, las instalaciones están modernizadas, pero las habitaciones (al menos la nuestra) están un poco anticuadas en algunos aspectos (la comodidad de las camas después de más de 10 días se nota), y la wifi iba mal a ciertas horas (imagino que por el pico de gente conectada, es lógico). Todo muy limpio y cómodo, en todo caso, salvo lo mencionado. Muy recomendable todo, repetiremos sin duda, es sin duda un muy buen hotel.