Viaje en familia (cuatro personas, 2 niños).
El hotel destaca por su ubicación: a escasos 600 metros de la catedral de Florencia, y muy cerca de la estación de Tren (a unos 300 metros).
En cuanto a las habitaciones, habitación cuádruple con tamaño más que aceptable, cama de matrimonio muy cómoda para descansar. A la segunda planta, que es donde estábamos nosotros, no llega el ascensor (sólo hasta la primera planta). Aspecto moderno de las instalaciones.
Personal amable y atento.
La zona de desayuno, algo pequeña (4 o 5 mesas), y el desayuno algo escaso en variedad comparado con otros.
Repetiríamos.