Para empezar, trato muy borde en la recepción. Engaño en cuanto a Wifi, sólo está disponible en la entrada; te hace sentirte estafado. Además la entrada es pequeña y sólo dos sillones; no es plan de estar por la entrada para poder conectarte, lo suyo es en tu habitación reservada.
Engaño también en cuanto a características que incluye la habitación, como cocina (que estaba cerrada con candado y con pinta de no haberse abierto en años) y 2 camas dobles, del cual una era un sofá cama con todo muelles y 5% de algodón...
Además cogimos una hab. para 4 y sólo había dos sillas. Tuvimos que sentarnos en las mesitas de la única cama doble que había.
Tampoco tuvimos llave para entrar; nos dieron una tarjeta y resulta que no se podía activar y teníamos que llamar al "simpátiquísimo" de la recepción para que nos abriera cada vez que quisiéramos.
Parking muy muy pequeño (10 o 12 plazas). Eso sí, la entrada muy bonita. Evidentemente todo lo bonita ahí se queda... Una vez que entras a la habitación ves que no saben lo que es limpiar. El suelo del lababo asqueroso, y las sabánas y las almohadas... mejor no digo lo que ví... Es muy triste encontrarte la habitación sucia... Es lo mínimo que te puedes esperar, pero en Villa-Bellagio no entienden de condiciones humanas.