El hotel en general es muy bonito y limpio, se encuentra en la zona de Murata a una media hora del centro histórico de San Marino. El bus de Rímini te deja al frente de una gasolinería, que queda a dos minutos caminando del hotel. El personal es muy amable, siempre dispuesto a ayudar y dar recomendaciones. El desayuno es muy completo y delicioso. La habitación era amplia y con un buen diseño, el único problema es que era muy calurosa y nos costaba bastante conciliar el sueño (época de invierno). Frente a esto, preguntamos al personal si era posible bajar la calefacción, ante lo cual nos dijeron que no era posible. Sin embargo, después nos dijeron que pudieron bajarle solo 2 grados a la temperatura general, razón por la cual de todas manera tuvimos que dormir con las ventanas abiertas. El día que destinamos al centro histórico, el recepcionista nos ofreció llevarnos en auto hasta la entrada, lo cual fue bastante considerado pues es una caminata en subida y mi hija se quejaba de un fuerte dolor de rodilla. También, nos facilitó medicamentos antiinflamatorios para este dolor. El wifi funciona muy bien en todo el hotel. Lo recomendaríamos a próximos visitantes de San Marino.