Un encanto de hotel. Diseño y decoración no usuales en ambientes turísticos. La excelencia y elegancia de la sencillez y el buen gusto. Decepciona algo al llegar, por la ubicación y el aspecto desde fuera. Dentro, tanto los espacios abiertos (piscina, ect.) como la habitación, spa, etc. resultan acogedores y confortables, incluso para paladares exigentes. Si quieres salir, necesitas coche; los alrrededores no resultan especialmente atractivos. Pero tiene la ventaja de la proximidad al aeropuerto. El Hammam es gratis, lo mismo que el parking e internet. La atención y simpatía del personal son también de nota. El desayuno escaso. La cena discreta y con pocas variantes. Pero, servida en mesa, con buen servicio y cuidada presentación de los platos.