La situación es excelente, a pocos minutos de la playa de Sant Pol. El hotel dispone de aparcamiento privado, lo que se agradece mucho. Las habitaciones son muy amplias y limpias y disponen de terraza; están separadas de la zona de servicios (recepción, gimnasio, piscina, restaurante...), por lo que son muy silenciosas.
He encontrado el desayuno un poco flojo. Por ejemplo, solo había un tipo de té, de marca blanca y parte de la bollería está plastificada, aunque sí hay cada mañana croissants frescos.
La zona de la piscina es algo pequeña, debido a que está en la zona de cafetería y restaurante; no caben tumbonas, por ejemplo.
En cualquier caso, un establecimiento muy recomendable al que volvería sin duda.