Compré una oferta de habitación individual en un hotel de 3 * para el 1er fin de semana de agosto.
La realidad es que la habitación estaba ubicada en la planta baja del hotel, en un pasillo enmoquetado sin ventanas.
El problema es que la habitación daba a la concurrida calle de detrás del casco antiguo, frecuentada sobretodo por gente joven; además, esta calle da a una entrada de Metro, de modo que, habitualmente, estaba transitada.
La habitación estaba a poca altura de la acera, con lo que era muy ruidosa. Por seguridad dormía con la ventana cerrada, que también dejaba así el personal de limpieza.
La estancia me dio sensación de oclusión.
Los 2 lavabos del pasillo eran minúsculos, así que tenía que entrar casi de lado, y al sentarme la boca quedaba dentro del lavamanos. Opino que han forzado la creación de 2 lavabos
La habitación era sencilla. La cama confortable, con un buen edredón. Tenía lavamanos y un escritorio