El hotel es una MARAVILLA (con mayúsculas), cada rincón tiene magia, desde que entras huele delicioso, la gente es muy amable y dispuestos a apoyar en todo. Josh (manager) me apoyó para estar en una de las habitaciones más lindas y lejos del ruido, Tina (front desk) fue muy amable siempre, Dany (restaurante/bar) sonriente y relajado prepara los mejores cocteles, Demian (concierge) siempre atento, carismático y extremadamente profesional, Lilly (restaurant) muy buen trato y dando excelentes recomendaciones. Definitivamente el mejor hotel porque el ambiente refleja lo que es New Orleans, relajado y con una gran personalidad. Vale cada peso. Volveré sin duda.