La experiencia creo que podría decir que fue inmejorable: estado de las instalaciones, limpieza, insonorización… Dos aspectos a destacar son la ubicación del hotel, puedes llegar andando tranquilamente al casco viejo, a los museos, al río…y la amabilidad del personal (recepción, equipo de mantenimiento…).
Solo un detalle nos pareció discordante, la “piscina”, que sinceramente no creo que se pueda calificar como tal y que puede llevar a error; por su tamaño se lo podría calificar de un jacuzzi grande.
Salvo ese detalle desde luego si volvemos a Bilbao, lo que es bastante probable, repetiríamos el mismo hotel.