En cuanto a ubicación, caminando a todos sitios a un minuto de Triana y catedral , un lujo. Las instalaciones, muy limpias y cuidadas, la zona de las piscinas, una pasada, con horario como en ningún otro hotel que haya estado y con vistazas. Camas muy cómodas y carta de almohadas, ducha de lluvia con presión perfecta y muchos amenities. Desayuno tipo buffet super completo y rico. Pero lo importante de este hotel, bo es eso, son los detalles, la atención personalizada. Carta de bienvenida, era mi cumple y se dieron cuenta, cuando subí de la piscina tenía una taza y una felicitación de parte del hotel. La calidad del personal y el cuidado al cliente, como en ningún otro que haya estado, y he estado en muchos. Especial mención al camarero de la piscina, un verdadero profesional del trato al cliente. Volveremos y para más días.