Hotel en el centro de Bristol. Perfectamente situado en una plaza tranquila con un bonito parque. Tranquilo, pero como digo en el centro de la ciudad, cerca de todo.
Los recepcionistas son educados y corteses, respondiendo a todas mis dudas sin ningún problema.
La habitación (individual) era algo pequeña, pero acogedora, con el mayor problema (habitual en los hoteles ingleses) del sistema de calefacción, complicadísimo de desactivar, y que hace que la temperatura alta del cuarto sea algo molesta. Tampoco funcionaba demasiado bien la ducha, demasiado caliente.
Por lo demás todo bien, con fruta, galletitas e incluso jerez gratis, una pequeña radio con reproductor de CD y una decoración interesante.
El precio no era para nada malo, así que volvería seguramente a este hotel cuando vuelva a Bristol.