El hotel es acogedor. Algunas partes del mismo han sido reformadas, pero existen otras que debieran serlo, como el antediluviano ascensor. La recepcion y los baños anejos a la misma tambien necesitan renovarse. La ubicacion es buena; pese a no ser centrico esta bien comunicado (existe una boca de metro cercana). Las habitaciones superiores han sido reformadas aunque no son excesivamente grandes. En general, hemos recibido un trato atento y amable, salvo el ultimo día, en el desayuno, en que nos trataron displicentemente: llegamos al comedor a las 6:30 de la mañana, su hora de apertura, y todavía el bufe no estaba preparado; al pedir pan a una camarera nos contesto de mala manera, diciéndonos que el comedor no se habría hasta las 7:00 horas, cuando lo cierto es que ese horario era para el fin de semana (aquel día era un miércoles, 15 de agosto) y, además, el comedor ya estaba abierto, pues de lo contrario difícilmente hubiéramos podido entrar... Cuando le mostramos a dicha camarera el horario de apertura del comedor, sin darnos explicación alguna nos indico de malas maneras que nos fuéramos a recepción. Pese a este desagradable incidente, recomendaría este hotel. Gracias.