El hotel está reformado y está en pleno ensanche de Bilbao, pegado al El Corte Inglés, a 10 minutos andando de Moyua y a 10 minutos del casco viejo. El servicio es inmejorable. Los chicos de recepción son maravillosos. El desayuno bastante completo y siempre bien surtido. La única pega en mi opinión fue la cama, que era demasiado blanda para mi gusto. Si vuelvo a Bilbao, seguro que repito.