Lo primero, y por lo que pongo mejor puntuación al hotel, es por la amabilidad de sus trabadores. En recepción te ayudan en todo lo que pueden y te recomiendan muy bien. Te gestionan los tickets. La cama es muy cómoda. Si bien, pedimos cambio de habitación porque los cristales no son aislantes (son dobles) y entra mucho el ruido externo. De hecho, te dejan hasta tapones (pero a mí se me caen). No he podido dormir bien, sobre todo cuando pasa el camión de la basura. Además, entra frío por los cristales. He tenido que poner al máximo la bomba de calor. Deberían cambiar las ventanas, máxime siendo un 4 estrellas (yo le quitaba una). El hotel estaba completo. Para la tercera noche, nos cambiaban a otra habitación más tranquila, pero el baño era más pequeño y la entrada muy estrecha. Tampoco tenía armario (sólo dos perchas), por lo que tendríamos que haber dejado las cosas en el suelo. Por mucho que decían que era de la misma categoría, no daba esa impresión. Al final, rechazamos el cambio. Ahí me dieron ganas de cambiar de hotel, pero nos dio pereza. Además, éste está muy bien ubicado y limpio. La decoración es curiosa. Repito que lo mejor es la gente que trabaja en él, y que hizo que no valore mi estancia como mediocre. Faltan ciertos detalles de mantenimiento, como molduras con golpes y sillas con patas que se mueven. A mi juicio, ha salido caro para lo que es. También es cierto que ha coincidido con puente. No lo recomiendo, mientras no cambien las ventanas.