Las 10 mejores cosas que hacer en Marrakech

La Medina o casco viejo es un sinuoso laberinto de callejuelas llenas de zocos, hammams y riads de hermosos azulejos. Acoge lugares famosos de Marrakech como el Palacio de la Bahía, Jemaa el-Fna y el Jardín Secreto.

Mientras exploras este barrio histórico, el delicioso olor de la comida regional te saludará en cada esquina. Aunque los vendedores del mercado pueden parecer insistentes, es divertido regatear por una buena alfombra o unas babuchas de piel. La Medina tiene muchos cafés en las azoteas para descansar del bullicio. Quizá quieras pedir un té a la menta mientras disfrutas de las bellas vistas.  

El Museo de Marrakech es un gran ejemplo de la arquitectura tradicional local, con intrincados trabajos en azulejos, techos de madera tallada y amplios patios. No solo verás armamento y cerámica en sus salas de exposición, sino que también podrás apreciar el esplendor de un edificio del siglo XIX.

El palacio Dar Mnebhi presenta un patio repleto de bellos azulejos Zellij y una gran lámpara de araña de latón, así que podrás sacar fotos únicas. Además de la colección permanente, el museo acoge exposiciones temporales, música en vivo y representaciones tradicionales. También constituye una plataforma para el intercambio cultural y la expresión creativa. 

El Palacio de la Bahía es una maravilla arquitectónica situada en el corazón de Marrakech. Si Moussa, gran visir del sultán, la mandó construir a finales del siglo XIX y su hijo, Bou Ahmed, la amplió más tarde. El palacio presenta intrincados diseños y detalles como estuco tallado, coloridos mosaicos y bellos jardines. 

Puedes explorar las diversas salas y espacios, cada uno con sus propias características, como el gran patio, la sala del consejo y las dependencias del harén. El museo del recinto permite conocer el rico legado cultural de Marruecos. 

Majorelle es un jardín botánico y un oasis sereno en mitad del bullicio urbano. Diseñado por el pintor francés Jacques Majorelle en los años veinte, fue adquirido y restaurado posteriormente por el diseñador Yves Saint Laurent y su pareja Pierre Bergé. El jardín presenta una mezcla de elementos marroquíes y europeos, con colores intensos, bonitos azulejos y plantas exóticas.

Los terrenos, de más de una hectárea de extensión, se dividen en secciones, cada una con su propio tema y encanto. Uno de los elementos más famosos es una villa de color azul, que ahora es un museo dedicado a Yves Saint Laurent. También puedes explorar un jardín de cactus, un estanque de lirios y un bosque de bambú.

Marrakech es famosa por sus bulliciosos zocos, mercados tradicionales que ofrecen productos muy variados. Prepárate para recorrer laberintos de callejuelas repletas de tiendas que ofrecen de todo: especias, tejidos, cerámica, joyas y artículos de piel. En la mayoría de los zocos se pueden encontrar tayines y alfombras bereberes. En el zoco Haddadine podrás comprar joyas y piezas de metal, y, en Cherratine productos de cuero. 

El regateo es una práctica habitual en ellos, así que no te cortes al negociar los precios. Estos mercados no son solo un lugar para comprar, sino también un centro de interacción social y cultural en Marrakech. 

La Casa de la Fotografía de Marrakech es un fascinante museo situado en una mansión del siglo XIX bellamente restaurada. En lugar de vitrinas con artefactos, aquí podrás ver más de 8000 fotos que representan a Marruecos en diversas facetas. Las exposiciones presentan a célebres fotógrafos, como Henri Cartier-Bresson, Irving Penn y Robert Capa.

El museo es también un lugar tranquilo para explorar y tiene una tienda de regalos con copias de sus imágenes más populares, así como una cafetería en la azotea con vistas a la ciudad. Aunque la Casa de la Fotografía es una incorporación nueva al abanico de atracciones de la ciudad, ya se ha convertido en uno de los mejores museos de Marrakech. 

Mellah es una zona antigua de la ciudad de Marrakech. Fundada en el siglo XVI, fue una próspera comunidad judía durante varios siglos. El barrio se caracteriza por calles estrechas y arquitectura tradicional marroquí, con edificios bellamente decorados y coloridos mosaicos. 

Te recomendamos recorrerlo a pie para descubrir el singular pasado judío local a través de sinagogas, cementerios y museos. Una atracción famosa es la sinagoga de Lazama, que sigue activa hoy día. Mellah también ofrece mercados locales y tiendas que venden artesanía hecha a mano, joyas y especias. 

La Madrasa de Ben Youssef es una notable pieza de la arquitectura marroquí que data del siglo XVI. Situada en la Medina de Marrakech, fue una antigua escuela de teología y derecho islámicos con un riguroso sistema educativo.

Su bello patio, adornado con un estanque reflectante, es un intrincado trabajo de azulejos y tallas de estuco, un testimonio de la hábil artesanía de la época. Las complejas decoraciones son una mezcla de estilos islámico y andalusí que crean un efecto hipnótico. Al recorrer sus pasillos, te será fácil imaginar la búsqueda intelectual y los debates teológicos que antaño tenían lugar entre sus muros.

Las tumbas saadíes constituyen un lugar histórico que te transporta al siglo XVI. Situadas en el barrio de la Casba, las tumbas se redescubrieron en 1917 tras haber permanecido siglos selladas. Son el lugar de descanso final de los miembros de la dinastía saadí, entre ellos el sultán Ahmed al-Mansur y su familia.

Componen un impresionante ejemplo de arquitectura islámica con complejos trabajos de azulejería y estuco tallado en paredes y techos. Pasea por el tranquilo jardín y podrás visitar las distintas cámaras, cada una adornada con suntuosas decoraciones y bella caligrafía islámica. 

Jemaa el-Fna se ubica en el centro de la Medina. Es el corazón del casco antiguo y siempre está lleno de vida. La encontrarás repleta de puestos de alimentos diversos y recuerdos, y es probable que veas encantadores de serpientes mientras paseas. También se celebran espectáculos de música bereber y danza gnaoua hasta la medianoche.

Cuando las estrellas adornan el manto nocturno, cientos de personas acuden a curiosear en los puestos iluminados y a disfrutar de guisos con especias marroquíes y de exquisitos dulces. Es una de las zonas más populares de la ciudad por la noche y merece la pena dedicarle un par de horas de tu velada.