El hotel es pequeño, pero muy "coquetón". La ubicación es inmejorable: está prácticamente en la misma Ribeira junto al Puente Luis.
Como punto negativo pondría el desayuno, que es algo "pobre" en cuanto a variedad. Y también la atención de una de las maitre que acudió al comedor cuando la llamó una empleada porque nos apagó la luz a la hora de finalización del desayuno (10:30 horas): nos dijo algo seria que no la podía encender porque ya se había rebasado esa hora.
Por lo demás, estupendo. Y los conserjes de recepción, encantadores y dándonos todo tipo de explicaciones.