Es un hotel que al entrar decepciona un poco porque la fachada está un poco deteriorada, pero una vez dentro se te olvida, las habitaciones estan decoradas con mobiliario Ikea con una pequeñita cocina con nevera que es de agradecer en ocasiones en las que no te apetece volver a salir para cenar y el baño está nuevo. La limpieza es aceptable tirando a escasa, no cambian las sábanas cada día, de echo diría que durante mi estancia que fue de 7 días no las cambiaron ningun dia, pero las toallas si. El desayuno estaba bien pero un poco repetitivo teniendo en cuenta que estuvimos varios días. El personal amable y alguno de ellos habla en español, cosa que se agradece.
Destacaría del hotel su ubicación, ya que está a 10-15 min caminando del centro, por tanto, cerca pero no dentro del bullicio del centro, y no es necesario utilizar transporte público para moverte por los sitios a visitar de la ciudad.
En su conjunto es un buen hotel para visitar la ciudad, lo recomendaría sin ninguna duda.