El hotel deja muchísimo que desear. Está muy alejado del centro y del metro y hay una dejadez en las instalaciones más que evidente. Mi habitación se supone que debía ser una doble, pero la cama no medía más de1,20 m, pegada a la pared, por lo el acceso era complicado. La habitación no tiene aire acondicionado y sólo se puede abrir un ventanuco con una tela metálica negra por la suciedad que no deja pasar ni el aire. La ducha está llena de moho por la falta de lejía en la limpieza. La puerta de la habitación no encajaba por lo que abrirla y cerrarla suponía un esfuerzo más que considerable. Los desayunos son abundantes, pero el producto es de baja calidad. Pero la guinda fue que ni siquiera se dignaron a hacer la cama, ni mucho menos a limpiar la habitación en los dos días que estuve allí alojada. Horrible.